viernes, 4 de mayo de 2012

2 de Mayo de 2012 o la problemática de interpretar Bach en un concurso de estas características.


Existe una tendencia cada vez más generalizada que se inclina hacia la interpretación estricta de la partitura. Eso es innegable.

Conviene aclarar que por interpretación estricta de la partitura entendemos el estudio profundo en mayor o menor medida de las variables expresivas con las que trabajamos: agógicas, tempos, articulación, etc. con relación directa a su ejecución en según que épocas.

Es, además, una tendencia cada vez más aceptada y es que es relevante observar que si bien se contradice con ciertas tradiciones interpretativas –que no corresponde valorar ahora- como las de las escuelas rusa, francobelga, etc. son éstas mismas las que están abandonando sus paradigmas interpretativos (licencias expresivas) adaptándose a un mundo cambiante y probablemente cíclico.

Me explico: en un concurso de éstas características en el que la tradición puede llegar a ser más determinante que la creatividad me pregunto hasta que punto se puede considerar una moda peregrina (siempre hablando de décadas en términos temporales) a la que se acude hoy buscando destacar pero que mañana se dejará aparcada.

En cualquier caso, la interpretación historicista (llamémosle así en un consenso más o menos razonado) se está haciendo hueco hasta en un feudo tan intraspasable como el concurso Reina Elisabeth.  También puede encontrarse la explicación en cambios como la inclusión en el jurado de reputados músicos de cámara que sean más sensibles a éstas corrientes . Es cierto que hay círculos más permeables que otros.
En todo caso, ésta línea de debate se abre a colación de una tarde, la del 2 de mayo en la que hemos podido escuchar no una ni dos, sino hasta tres interpretaciones  en estilo barroco de Bach lo cual es más que reseñable.

La primera, de mano de Suliman Tekalli, asiático natural de Daytona, estados unidos que nos ofreció una interpretación majestuosa en su totalidad. Majestuosa desde el punto de vista global, es decir valorando tanto su presencia escénica como la coherencia de sus gestos en la propia interpretación.  Si bien es cierto que el control de sonido no era el mas óptimo, un poco sucio y duro y que el capricho (el 1 en este caso) no fue el más virtuoso, fue muy creativo en su interpretación aportando coherencia  y lógica armónica, permitiéndose ciertas licencias que llamaron la atención. ¿Puede pareceros un poco pretencioso a veces?


La segunda, a cargo del belga Marc Bouchkov. También comprometido con su visión en este casi hizo gala de una afinación impecable como pocas he visto hasta ahora. Probablemente no se aprecie como se hacia en la sala por una cuestión de armónicos, pero creedme que está un nivel por encima de muchos oídos hasta ahora. En paganini hizo una demostración de virtuosismo bien entendido no exento de momentos irregulares. En conjunto global es de mis preferidos hasta ahora.


La tercera viene del ruso Sergey Malov. Natural de San Petersburgo y un poco mayor que la media (29 años) supo utilizar esta baza en su favor. Sin duda es el violinista que más personalidad ha demostrado hasta ahora y que más controversia levanta siempre entre los más conservadores. En su caso porque tenía la primera ronda estudiadísima a nivel extramusical. Y es que no es fácil hacerse hueco entre 88 violinistas y el lo supo hacer de manera elegante y cretiva.


La primera licencia fue salir a tocar con arco barroco, licencia que si bien hizo su efecto de cara a la galería, no fue así desde el punto de vista técnico. Y es que un arco barroco tiene mucha menos superficie de cerdas y su combinación con cuerdas con entorchado metálico suele producir irregularidades en el sonido que ensucian el resultado. Sin embargo el objetivo está cumplido. Nos acordamos de el.
La segunda licencia consistió en enlazar el concierto con el capricho como si éste ultimo fuese la cadencia del anterior. ¿Un detalle sin importancia? Lo veremos el sábado. Yo apuesto a que pasa, juzgad vosotros mismos.

En el limbo en este caso se quedan tres violinistas: Yang Jung Yoon, con una interpretación contemplativa hasta el extremo. Escuchad si no su adagio de Bach y me decís (¿no es exageradamente lento?). 


Maria Milstein que nada tiene que ver con el legendario violinista, fue correcta y aunque hizo gala de cierta imaginación, no consiguió destacar al lado de los tres favoritos de la tarde. 


Y por último Jolente de Maeyer, compatriota belga como dice la presentadora, muy sólida y profesional, pero lamentablemente nada más se puede reseñar de ella si no su tenacidad y constancia ya que si no me equivoco es la tercera vez que se presenta al concurso.


No quiero dejarme en el tintero otro tema importante como habéis reseñado y es la necesidad de instrumentos de gama alta para un concurso de estas características. 
Pero de momento conozcamos más opiniones al respecto de Bach.

2 comentarios:

  1. Efectivamente, no pasa desapercibida la interpretación de Bach de YANG (semifinalista en 2009 por cierto), cuyo título podría ser “Nadie en el mundo toca el adagio más lento que yo”. A pesar de coger la semifusa a 40, escuché todo el adagio sólo para comprobar si era coherente con el tiempo escogido y ver si la última redonda duraba 3 minutos y medio, pero no fue así…

    En fin, ahora en serio, después de haber escuchado los días 30, 1 y 2, en mi opinión es en este último donde ha habido concursantes más interesantes…

    Sobre Diana TISHCHENKO destacar que hace apenas medio mes estaba acabando un encuentro de un mes con la GMJO. Ole sus…
    BOUCHKOV, es curioso Jesús lo que nos comentas de la afinación. Sin duda, seguro que en la sala se apreciarán matices que sólo en directo es posible apreciar. No obstante, el Bach me ha gustado bastante. Como curiosidad: es descendiente de laureados, su padre fue tercer premio y su abuela cuarta.
    Increíble lo de DE MAEYER, presentarse al concurso 3 veces. De nuevo olé sus…
    Sobra las innovaciones de MALOV: “chapeau”. En un concurso en el que caer en la monotonía está a la orden del día, un poco de innovación se agradece. No es lo mismo, pero tenemos también el precedente de Ray Chen el año pasado, tocando sus cadencias en Mozart, o saliendo en el recital con un atril electrónico y pasando las páginas pisando un pedal. Pero cuidado, no toda innovación te asegura el pase. Pero bueno, hay que correr ese riesgo, y en este caso creo que podría salirle bien.

    Repito que no estoy escuchando todo entero, sino una pequeña selección, y estoy valorando con esa referencia. Se me escapan todos los matices, colores, movimientos, gestos, que se ven en la sala (por ejemplo a mí Suliman TEKALLI por no me convenció mucho).

    Las dos chicas americanas que tocaron al final de la mañana COLLINS y ROSS me causaron muy muy buena impresión y creo que podrían pasar de ronda. ¿Qué opinas sobre ellas?

    Para acabar, quería también intervenir acerca el tema “Bach”. En casi todas las interpretaciones percibo un Bach muy serio, solemne y trascendente. No sé muy bien cómo explicarlo, pero lo que siento que cada concursante quiere trasmitir es algo así como: yo toco el Bach más ordenado y racional. Y escuchar uno detrás de otro así la verdad es que se hace un poco pesado. Hoy es verdad que ha habido por ahí algún Bach un poco más distinto. Yo me inclino sin duda hacia una interpretación más historicista. Creo que le aporta frescura, y lo hace como más orgánico, imaginativo…por describirlo de alguna manera. Desde mi modesta opinión.

    De todas maneras, no sé si estaréis de acuerdo conmigo en que lo más difícil de tocar de todo el concurso es Bach, a pesar de que estamos viendo como muchos de ellos tocan los caprichos de Paganini sin despeinarse…

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  2. Desde luego el tema Bach es delicado. Lo más interesante del día de hoy -que comentaré mañana, después del post de ayer, es que día tras día podemos observar como la fuga pone a prueba las limitaciones técnicas de cada escuela.
    Comparto tu apreciación sobre la trascendecia generalizada y que termina por hacerse pesada y eso es precisamente lo que me pasó con las americanas. Llegado ese punto la subjetividad en el criterio puede que me jugara una mala pasada, pero esa es la impresión que me dio.

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